Incapacitación, la vía para proteger a la persona y su patrimonio

By Published On: 18/09/2014Categories: af-blog

La reciente muerte de Adolfo Suárez, tras un larguísimo proceso de Alzheimer, trae a colación que hoy les hablemos de las consecuencias jurídicas que acarrean las enfermedades y minusvalías que merman la capacidad de las personas para tomar decisiones.

Puede resultar hasta cierto punto sencillo para los familiares y personas cercanas al enfermo detectar cuándo éste debe dejar de realizar ciertos actos cotidianos y, para protegerle, le impiden que los haga. Por ejemplo: para evitar que se pierda o desoriente, no le permiten conducir o salir solo a la calle; para impedir riegos para su salud, le acompañan al médico si le resulta difícil entender las recetas y cumplir lo prescrito; y para evitar que se altere porque no puede seguir las conversaciones o confunde a las personas, dejan de llevarle a reuniones familiares.

En cambio, no resulta igual de fácil proteger al enfermo ante las consecuencias jurídicas de sus actos. En efecto, cuando la capacidad de cálculo está alterada, si no se sabe discernir el valor de las cosas o no se comprende el significado de lo que se lee y se firma, actos como manejar dinero, efectuar traspasos, imposiciones, pagos y demás operaciones bancarias o firmar contratos y documentos son trámites que el enfermo no debe realizar por sí solo.

Si los efectúa sin control, puede que, por su trastorno, acabe dilapidando inconscientemente sus bienes o bien sea víctima de engaños. Todo ello puede acarrear graves consecuencias para su patrimonio, que resultará muy difícil reparar.

Si se trata de actos que requieren la intervención de un notario, como vender su piso, aceptar una herencia o cambiar su testamento, simplemente no podrá llevarlos a cabo, pues el notario no le permitirá firmar. Indirectamente, ello puede poner en apuros económicos a la familia, porque el enfermo no podrá firmar contratos ni escrituras cuando, por ejemplo, sea necesario vender o alquilar su piso para pagar los gastos de la residencia o de sus cuidados. Además, también puede repercutir negativamente sobre su negocio, si el afectado es empresario, pues no podrá transmitir sus acciones, votar en las juntas de socios ni ejercer cargos de administrador, consejero o apoderado.

El instrumento que nos permite proteger jurídicamente al enfermo es la INCAPACITACIÓN. Se trata de un procedimiento judicial encaminado a determinar qué actos puede y no puede realizar una persona respecto de sí misma y de sus bienes, estableciendo, además, la figura que velará por la adecuada protección del incapaz y de su patrimonio: la más habitual es la tutela.

El juez nombrará tutor normalmente a un familiar del incapaz, quien deberá actuar como su representante legal y administrador de sus bienes. Es decir, el tutor sustituye al incapaz en casi todos los actos jurídicos que él ya no puede realizar: firmar documentos, realizar gestiones bancarias, pagos y cobros, etc … Decimos “casi todos”, porque hay actuaciones para las que el tutor necesitará siempre autorización judicial, como vender inmuebles o acciones, entre otros.

Los enfermos de Alzheimer y otras demencias son los destinatarios principales de estos procedimientos, que se han duplicado en los últimos diez años y cuyo crecimiento se prevé aún mayor debido al envejecimiento de la población. Pese a este aumento, en España hay alrededor de 800.000 enfermos con demencia que reúnen requisitos para ser declarados incapaces, pero sólo en 70.000 casos se ha instado la incapacitación, en muchos de ellos porque la necesidad económica era acuciante.

¿Por qué hay tanto recelo de las familias para plantear una demanda de incapacitación en los juzgados? Hay dos motivos principales, ambos muy humanos y comprensibles, pero erróneos:

1)      “El miedo a lo desconocido”: el tener que interponer un proceso judicial les provoca rechazo y les parece complicadísimo. ¡No lo es! El procedimiento es sencillo y está exento del pago de tasas judiciales, pues no se acude al juez para que resuelva una disputa, sino para proteger a una persona vulnerable.

2)      “El sentimiento de culpa”: a muchos hijos, maridos o esposas les parece una traición someter a su ser querido al  examen del juez y del médico forense, pues creen que van a pasar por un doloroso calvario que no merecen. ¡Nada más lejos de la realidad! Los jueces y médicos forenses que examinan a los presuntos incapaces están especializados y lo hacen con delicadeza y humanidad. No se trata de humillar ni de poner en evidencia las carencias de nadie, sino de discernir hasta dónde alcanza la lucidez de esta persona, para decidir lo que es mejor para ella.

En Estudi Jurídic Sánchez & De Canals creemos que, especialmente en los casos de incapacitación, debemos ser más que abogados. Por eso nos esforzamos para que los familiares entiendan que la incapacitación no es un castigo para su ser querido, sino una garantía para sí mismo y su patrimonio. Para ello, junto con nuestra labor técnica, realizamos un trabajo pedagógico, explicando a los familiares los detalles de cada fase del proceso, acompañándoles a los exámenes jurídico-forenses, para que no pasen ese trance solos y transmitiendo al juzgado la opinión de las familias, pues nadie conoce mejor al enfermo ni tiene mayor interés en su bienestar que sus seres más cercanos

Si en su familia existen personas con Alzheimer o demencia, no espere a que sea demasiado tarde para tomar una decisión, igual que usted protege a su ser querido en su día a día, protéjalo también a nivel jurídico. Sabemos que no es fácil dar el paso, pero en muchas ocasiones es la mejor o la única solución para velar realmente por su bienestar y patrimonio. Nosotros estamos a su disposición para ayudarle en estos trámites y hacérselos más llevaderos. 

Publicado por Cristina de Canals 

La recent mort d’ Adolfo Suárez, després d’un llarguíssim procés d’ Alzheimer, porta a  que avui els parlem de les conseqüències jurídiques que impliquen les malalties i minusvalideses que minven la capacitat de les persones per a prendre decisions.

Pot resultar fins a cert punt senzill per als familiars i persones properes al malalt detectar quan aquest ha de deixar de realitzar certs actes quotidians i, per a protegir-lo, li impedeixen que els faci. Per exemple: per a evitar que es perdi o desorienti, no li permeten conduir o sortir sol al carrer; per a impedir riscos per a la seva salut, li acompanyen al metge si li resulta difícil entendre les receptes i complir el prescrit; i per a evitar que s’alteri perquè no pot seguir les converses o confon a les persones, deixen de dur-li a reunions familiars.

En canvi, no resulta igual de fàcil protegir al malalt davant les conseqüències jurídiques dels seus actes. En efecte, quan la capacitat de càlcul està alterada, si no se sap distingir el valor de les coses o no es comprèn el significat del que es llegeix i se signa, actes com manejar diners, efectuar traspassos, imposicions, pagaments i altres operacions bancàries o signar contractes i documents són tràmits que el malalt no ha de realitzar per si sol.

Si els efectua sense control, pot ser que, pel seu trastorn, acabi dilapidant inconscientment els seus béns o bé sigui víctima d’enganys. Tot i això pot implicar greus conseqüències per al seu patrimoni, que resultarà molt difícil reparar.

Si es tracta d’actes que requereixen la intervenció d’un notari, com vendre el seu pis, acceptar una herència o canviar el seu testament, simplement no podrà portar-los a terme, doncs el notari no li permetrà signar. Indirectament, això pot posar en dificultats econòmiques a la família, perquè el malalt no podrà signar contractes ni escriptures quan, per exemple, sigui necessari vendre o llogar el seu pis per a pagar les depeses de la residència o de les seves cures. A més, també pot repercutir negativament sobre el seu negoci, si l’afectat és empresari, doncs no podrà transmetre les seves accions, votar en les juntes de socis ni exercir càrrecs d’administrador, conseller o apoderat

L’instrument que ens permet protegir jurídicament al malalt és la INCAPACITACIÓ. Es tracta d’un procediment judicial encaminat a determinar quins actes pot i no pot realitzar una persona respecte de si mateixa i dels seus béns, establint, a més, la figura que vetllarà per l’adequada protecció de l’incapaç i del seu patrimoni: la més habitual és la tutela.

El jutge nomenarà tutor normalment a un familiar de l’incapaç, qui haurà d’actuar com el seu representant legal i administrador dels seus béns. Es a dir, el tutor substitueix a l’incapaç en gairebé tots els actes jurídics que ella ja no pot realitzar: signar documents, realitzar gestions bancàries, pagaments i cobraments, etc. Diem “gairebé tots”, perquè hi ha actuacions per a les quals el tutor necessitarà sempre autorització judicial, com vendre immobles o accions, entre uns altres.

Els malalts d’ Alzheimer i altres demències són els destinataris principals d’aquests procediments, que s’han duplicat en els últims deu anys i el creixement dels quals es preveu encara major a causa del envelliment de la població. Malgrat aquest augment, a Espanya hi ha al voltant de 800.000 malalts amb demència que reuneixen requisits per a ser declarats incapaços, però només en 700.000 casos s’ha instat la incapacitació, en molts d’ells perquè la necessitat econòmica era molt important.

¿Per què hi ha tanta por de les famílies a plantejar una demanda de incapacitació en els jutjats? Hi han dos motius principals, ambdós molt humans i comprensibles, però erronis:

1)      “La por al desconegut”: l’haver d’interposar un procés judicial els provoca rebuig i els sembla molt complicat. No ho és! El procediment és senzill i està exempt del pagament de taxes judicials, doncs no s’acudeix al jutge perquè resolgui una disputa, sinó per a protegir a una persona vulnerable.

2)      “El sentiment de culpa”: a molts fills, marits o esposes els sembla una traïció sotmetre al seu familiar a l’examen del jutge i del mèdic forense, doncs creuen que van a passar per un dolorós calvari que no mereixen. Nada més lluny de la realitat! Els jutges i mèdics forenses que examinen als presumptes incapaços estan especialitzats i ho fan amb delicadesa i humanitat. No es tracta d’humiliar ni de posar en evidència les manques de ningú, sinó de destriar fins a on arriba a la lucidesa d’aquesta persona, per a decidir el que és millor per a ella.

En Estudi Jurídic Sánchez & De Canals creiem que, especialment en els casos de incapacitació, hem de ser més que advocats. Per això ens esforcem perquè els familiars entenguin que la incapacitació no és un càstig per al seu familiar, sinó una garantia per a si mateix i el seu patrimoni. Per això, juntament amb la nostra labor tècnica, vam realitzar un treball pedagògic, explicant als familiars, perquè no passin aquets procés sols i transmetent al jutjat l’opinió de les famílies, doncs ningú coneix millor al malalt ni té major interès en el seu benestar que els seus familiars més propers.

Si en la seva família existeixen persones amb Alzheimer o demència, no esperi que sigui massa tard per a prendre decisions, igual que vostè protegeix al seu familiar en el seu dia a dia, protegeixi’l també a nivell jurídic. Sabem que no és fàcil donar el pas, però en moltes ocasions és la millor o l’única solució per a vetllar realment pel seu benestar i patrimoni. Nosaltres estem a la seva disposició per a ajudar-li en quests tràmits i fer-se’ls més suportables.

Publicat per Cristina de Canals

The recent death of Adolfo Suárez, after a long battle with Alzheimer’s, makes it timely for us to talk to you today about the legal consequences that may result from illnesses and disabilities that reduce an individual’s capacity to make decisions.

Up to a point, it may be easy for relatives and those close to the sufferer to detect when they should stop carrying out certain everyday activities and, to protect them, prevent them from doing so. For example, to avoid them getting lost or disorientated, they do not allow them to drive or go out into the street alone; to prevent risks to their health, they accompany them to the doctor, if they find it difficult to understand prescriptions and do what is prescribed; and to avoid them getting upset because they cannot follow the conversations or they confuse people, they stop taking them to family gatherings.

However, it is not so easy to protect the sufferer from the legal consequences of their actions.  Indeed, when their ability to calculate is affected, if they do not know how to discern the value of things or understand the meaning of what they read or sign, acts such as handling money, making transfers, taxes, payments and other bank transactions or signing contracts and documents are formalities that the sufferer should not undertake by themselves. 

If they carry them out unsupervised, they may, on account of their condition, end up unwittingly squandering their property or being the victim of deception. That could all result in serious consequences for their estate, which would be very difficult to put right.

In the case of acts that require the involvement of a notary, such as selling their flat, accepting an inheritance or changing their will, they simply will not be able to carry them out, as the notary will not let them sign.  That could, indirectly, put the family in a difficult situation financially, because the sufferer will not be able to sign either contracts or deeds where, for example, it is necessary to sell or rent out their flat to cover the cost of a care home or their care.  If the affected individual is a business owner, it could also have a detrimental effect on their business, as they will not be able to transfer their shares, vote at shareholder meetings or act as a director, board member or representative.

The instrument that allows us to provide the sufferer with legal protection is INCAPACITATION. This is a judicial procedure intended to determine what acts an individual may and may not carry out in relation to their person and their property, and to establish the figure who will ensure the adequate protection of the affected individual and their estate: this is most commonly a guardian. 

The judge will normally appoint a relative of the affected individual as their guardian, who will have to act as their legal representative and administrator of their property. That is to say, the guardian replaces the affected individual in almost all the legal transactions that the latter can no longer carry out: signing documents, banking, payments and collections, etc. We say “almost all”, because there are actions for which the guardian will always need judicial authorisation, such as selling property or shares, among others. 

Those suffering from Alzheimer’s and other forms of dementia are the principal subjects of these proceedings, which have doubled in number in the last ten years and which are forecast to become even more numerous on account of the aging population. Despite this increase, in Spain there are around 800,000 dementia sufferers who meet the requirements for being declared incapable, but incapacitation has only been requested in 70,000 cases, in many of them because of urgent financial need.

Why are families so wary of making a request for incapacitation to the courts? There are two main reasons, both of them very human and understandable, but erroneous:

1)      “Fear of the unknown”: having to bring legal proceedings seems very complicated to them and makes them reluctant. It is not! The proceedings are simple and exempt from the payment of court fees, as the judge is not required to settle a dispute, but rather to protect a vulnerable individual. 

2)      “The feeling of guilt”: to many children, husbands and wives it seems a form of betrayal to subject their loved one to the scrutiny of the judge and the medical examiner, as they believe that they are going to go through a painful ordeal that they do not deserve. Nothing could be further from the truth! The judges and doctors that examine those suspected of incapacity are specialists and do so gently and humanely.  It is not a question of humiliating anyone or exposing their deficiencies, but rather of discerning to what extent the individual is lucid, in order to decide what is best for them.

At Estudi Jurídic Sánchez & De Canals we believe that, especially in cases of incapacitation, we have to be more than just lawyers.  That is why we strive to help relatives understand that incapacitation is not a punishment for their loved one, but rather a guarantee for their person and their estate. To that end, we accompany our technical work with teaching work, explaining to the relatives the details of each phase of the process, accompanying them to the legal-medical examinations, so that they do not have to go through that alone, and passing on the relatives’ opinion to the court, as no one knows the sufferer better or has a greater interest in their welfare than those nearest to them.

If there are individuals with Alzheimer’s or dementia in your family, do not wait until it is too late to make a decision; just as you protect your loved one from day to day, protect them legally as well. We know that taking the step is not easy, but in many cases it is the best or only way to truly safeguard their welfare and estate. We are at your disposal to help you with these proceedings and make them more bearable for you.  

Published by Cristina de Canals

Suscríbete a nuestro NewsLetter

y manténte informado

¿Tienes alguna consulta?

Llámanos al +34 93 444 11 66

Rellenando el formulario adjunto